Conclusiones tras la senda del oso.


Que soy más simpática cuesta abajo, pero te quiero más cuesta arriba. O al revés. O yo qué se.



Que las ruedas y los pedales están muy bien, pero mis piernas y mis pies son un milagro. Las tuyas también.

Que qué rica una solana cuesta abajo, y qué rico un sombrío cuesta arriba.



Que al final del túnel se ve la luz, si es que al final de túnel hay luz.

Que me veo perfectamente capaz de afrontar un parto a pelo; pero infringirse autosufrimiento, como me parece que implica el deporte, no va conmigo. No señor.

Que no es lo mismo un camino circular que uno de ida y vuelta, quién sabe de cuál de ellos será ésta vida. Qué vida ésta.

Que un punto de apoyo da seguridad pero, en ocasiones, es un lastre.

Y que qué rico sabe un cacho pan en el campo, coño.


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