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Mostrando entradas de enero, 2010

Comida de viejas.

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Venga hombre, cómo que no sabes hacerte unas lentejas, no me jodas. ¿Tienes una olla exprés?, ya te he dicho que no es peligrooosa. Pon las lentejas a remojo, dicen que las de la Armunia son las más ricas pero yo prefiero las pequeñinas. Si has decidido de repente que quieres lentejas tampoco hace falta que estén a remojo mucho rato, como las alubias: ponlas en agua bien caliente y, si las has lavado un poco primero, luego podrás aprovechar ese agua para guisarlas, que tiene mucho sabor. Lo ideal es que las pongas la noche anterior pero si no, no pasa nada, las tienes más tiempo en la olla y fuera. Anda, que no era complicado antaño: se extendían las lentejas en una bandeja y había que escogerlas, quitar las negras y buscar cocos (nunca encontré uno). Luego, al ponerlas a remojo había que deshechar las que flotaban (por ellas debían haber pasado los cocos dichosos). Ahora los cocos no existen, y si existen yo me los como y me saben tan ricos... Bueno, al lío: ahora vierte las lentejas

Vampiros en la Habana

Por aquél entonces los vampiros no eran como los de ahora, que en vez de chingar subliman sus instintos sobrevolando bosques como imbéciles. La tele tampoco era la misma y, desde luego ni los padres ni los maestros se parecían en nada a los de hoy, al menos los que yo tuve la suerte de tener. De no ser así, no habría modo de explicar el impacto que esta peli produjo en las vidas de los niños de mi clase, pasamos largos recreos jugando a ella en el colegio con rejas en el que nos encerraron tras años de vida salvaje. Inventamos una canción sobre sus personajes que aun me sorprendo tarareando de vez en cuando. Ahora la veo y entiendo algunas cosas, otras no... pero qué más da. Te la recomiendo, y no se si a tus hijos también.