ECOS DE LA INFANCIA

Volviendo a casa me he cruzado con una cosechadora, los encantos de la vida rural, ya ves. Y me he dado cuenta de que, desde que vi Supermán (no se si II, IV o cual), no puedo ver una cosechadora sin pensar en la famosa escena en que el superhéroe rescataba in extremis a uno que dormía la siesta en medio de un sembrao. Y he visto alguna cosechadora que otra en mi infancia. Y ahora pienso... ¿qué coño hacía echando la siesta en medio de un sembrao?... si era de cebada, eso pica que jode, y ¿cómo coño no se despertó con el ruido infernal de la máquina?... mientras escribo estas letras la escucho cosechando el maíz que hay detras de mi casa (encantos de la vida rural, ya os digo).
Bueno, el caso es que el imaginario que el poco cine que he visto ha dejado en mí es notable. Hablando del maizal, no soy capaz de bajar la persiana de la habitación de atrás sin sentir un escalofrío y pensar en una panda de niñatos chalaos con la mirada perdida abriéndose paso entre el sembrao...
Y qué decir de la tele... de esa si he visto pa aburrir. Ahora mismo me encuentro ante una fantasía cumplida en mi regazo: de pequeña quería ser como Sofí, la sobrina del inspector Gadget, y tener un libro electrónico como el suyo. De hecho me llegué a fabricar uno chulísimo con un cartón. Y mira tu por dónde... es como si hoy estuviese volando sobre una alfombra...
En fin, hay que irse a dormir, no quiero ni pensar en mi imaginario futuro si hoy me duermo viendo las Gominolas estas de los cojones. ¡¡¡A la cama tol mundo, hombre, que mañana es día de escuela!!!



Comentarios

Provinciana ha dicho que…
Me preocupa q tu estado campestre sea producto de una grave intoxicación por topillosis veraniega.
¿Estás notando que te sale más bigote? ¿te mueves por agujeros negros? ¿Aumenta la longitud de tu cola?
beizabel ha dicho que…
crrri,crrri,crrri

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