HUEVOS EN FÁRFULA

A pesar de que la cuestión no ha suscitado demasiado interés, no me resisto. Al fin, para qué está esta ventana sino para petardear agusto y no resistirme...

Pues no, no es un susto de cojones. Tampoco una rica receta.

Cuando la Usa era pequeña hacía algunas picias. Sospecho que sigue haciéndolas ya de mayor, pero lo oculta muy bien la jodía. Pues sí, una de sus preferidas consistía en salir al corral a última hora de la noche con la escusa de ir a "hacer de cuerpo" (no había servicio, no es que fueran pobres, es que eran otros tiempos). En esa casa las gallinas andaban sueltas, no como en la otra que estaban metidas en un gallinero, así que no le resultaba nada fácil atrapar a una en la semi oscuridad. Cuando ya tenía al pobre animalico inmovilizado en su regazo, sin piedad le metía el dedo en el culo. Bueno, en el culo, en la cloaca, ese agujero que tienen las gallinas por donde todo lo hacen: cagan-mean (que es que lo hacen todo junto), ponen los huevos y chingan... ¿chingan?, ¿los gallos tiene picha?, ¿cómo lo hacen?, ¿yuxtaponen las cloacas y ya está?... uf, cuántas preguntas, y luego que si fue antes el huevo o la gallina; antes antes fue esto ¿alguien sabe cómo chingan las aves?... jesús, que zozobra me ha entrao, qué duda trascendental...

El caso es que dicho agujero estaba calentito, y como rugoso pero suave a la vez, y además la gallina no protestaba demasiado. Pero lo mejor era que, si la operación tenía lugar a la hora apropiada, haciendo gancho con el dedo se podía sacar el huevo que la gallina llevaba dentro. Como aun no estaba maduro del todo, salía con la cáscara a medio hacer: en fárfula. Era blandita y un poco transparente, y claro, estaba caliente. Si lo ponías al trasluz se podía adivinar la yema, daba gustito apretar la cáscara que era como una telilla. A veces el huevo terminaba por romperse, entonces la Usa se limpiaba la mano con un puño de paja; y si el huevo no se rompía, lo dejaba en uno de los rincones de poner y corría a meterse en casa. Esas noches tardaba en conciliar el sueño, algo entre la pena, la vergüenza y la risa le rondaba dentro hasta quedarse dormida.

A la mañana siguiente cuando mi abuela iba a ver si ya habían puesto, se extrañaba mucho: "chica, no se qué les pasa a estas jodías gallinas que ponen los huevos en fárfula; si es que estos piensos compraos no aprovechan pa nada". Pero ya de día, a la Usa no le quedaba nada de pena ni de vergüenza, solo risa y ganas de tramar la siguiente picia.

Comentarios

Provinciana ha dicho que…
I love Farfula, ayy con la Usa, menuda elementa

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