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Noche de San Juan

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Dicen que esta noche es buena para recoger hierbas, mirar a través de las puertas que se abren, aguzar los oídos y escuchar historias, hacer cruces en los árboles o cantarle a las plantas para que multipliquen su fruto. Es noche de fuego, pero también de agua, de aire y de tierra. Es noche para andar descalzos, salir a bailar con el canto de los grillos. O para acostarse como si fuera la última. Haz lo que quieras esta noche, pero rápido, que será muy corta.
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via egoinstant

Cervezas templadas

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Compartir cervezas templadas sentados en un escalón teje amistades eternas. Amistades eternas que se disipan con el amanecer. Cuando no se respeta el rimo que hace que los días se sucedan unos a otros, la madeja del tiempo se convierte en maraña y enreda todo lo demás: las palabras pronunciadas y las no dichas, las miradas de reojo y las que llegan de frente, las sonrisas y las carcajadas. Aunque, algunas veces, a la luz del día y con el ritmo retomado, uno encuentra un hilo en la manga de su chaqueta y, al tirar, da con la maraña. Tirando, tirando, hace un ovillo y descubre que, sentado en un lugar más cómodo y con una cerveza ésta vez bien fría, las cosas se ven de manera diferente. Quizás más claras, o puede que más oscuras, no se. Aun me debo algunas horas de sueño, ya tiraré del hilo si es menester.

La más grande

Tan dramática, tan excesiva, tan genial...
Durante años estuve segura de que, tarde o temprano, me toparía con el lobo por ese bosque. Nunca sucedió: Si alguna vez anduve con un lobo por allí, fue porque yo misma le enseñé el camino. En algún caso, hasta le llevé de la mano.

TAC

Dónde se esconde el colorín que puebla hoy las calles de ésta nuestra ciudad durante el resto del año, nadie lo sabe. Cuesta creer que volverá a ser la misma pasado mañana... Niños, perros, bicis, gente sentada en el suelo, música por todas partes, increíble. Coincide justo con el momento estival en que las momias se quitan los pellejos y enseñan sus perlas y brillantes sin pudor. Es de mucha risa ver cómo se ofenden porque, por unos días, ya no son las reinas de la Acera Recoletos o la Plaza Mayor, la gente ya no se aparta a su paso temiendo rozar sus carísimos trajes. Con insolencia, se empeñan en atravesar interrumpiendo por los espacios donde trabajan los artistas piojosos, esos mismos por los que ellas, sin saberlo, se abonan rigurosamente al Teatro Calderón. La verdad, da gusto ver espectáculos en esta ciudad sin tener que soportar la sobedosis de perfumes rancios a la que te expones en el patio de butacas de nuestro teatro (es verdad, estos días te puede tocar aroma a hierba, pe...

Canciones que no me acompañaron en mi boda, II

Aunque ahora que lo pienso, es mucho más apropiada esta, dónde va a parar: Años más tarde, el de las coletitas se zampó a Axel. Como dicen por ahí, no Slash, no G´n´R... Hey sugar, take slow. En qué nos hemos convertido...