Durante años estuve segura de que, tarde o temprano, me toparía con el lobo por ese bosque.
Nunca sucedió: Si alguna vez anduve con un lobo por allí, fue porque yo misma le enseñé el camino. En algún caso, hasta le llevé de la mano.

Comentarios

Patricia Picazo ha dicho que…
Me reconozco haber paseado con un lobo vestido de cordero por un bosque que pensaba conocido e incluso me convencí de que era yo la que le llevaba de la mano y le mostraba el camino, para después darme cuenta de que era un verdadero lobo que el bosque era distinto al que yo creía y que en el camino no había flores sino cardos borriqueros.

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