Cervezas templadas

Cuando no se respeta el rimo que hace que los días se sucedan unos a otros, la madeja del tiempo se convierte en maraña y enreda todo lo demás: las palabras pronunciadas y las no dichas, las miradas de reojo y las que llegan de frente, las sonrisas y las carcajadas.
Aunque, algunas veces, a la luz del día y con el ritmo retomado, uno encuentra un hilo en la manga de su chaqueta y, al tirar, da con la maraña. Tirando, tirando, hace un ovillo y descubre que, sentado en un lugar más cómodo y con una cerveza ésta vez bien fría, las cosas se ven de manera diferente. Quizás más claras, o puede que más oscuras, no se.
Aun me debo algunas horas de sueño, ya tiraré del hilo si es menester.
Comentarios
Claro que, si después de eso, en el vermú sigue habiendo buen rollo, sabes que es una amistad de por vida.
En cualquier caso, la próxima que sea bien fría y, si nos cruzamos, brindamos por las marañas, los hilos, las escaleras y los reencuentros de vermú.