La Virgen de las Angustias, cultura trap y mi semana de pasión.

No me digas que no es un cristo.

No os preocupéis, esto es como cuando hace un par de años o tres me dio por empaparme de la cultura trap. Creí descubrir América y resulta que llegaba tarde a todo... me enganché con la tiradera de Tangana a Jung Beef y me vi la entrevista en el primavera sound de hace mil años con la pobre Bad Gyal haciendo de chica con opinión, vídeos y entrevistas y de todo para entender qué me pasaba con eso que me daba tanto repelús como atracción. Yo querría tener opinión de todo porque soy una cuñada de cuidao, pero también soy lenta de digestión y para cuando tengo la información suficiente como para opinar con vehemencia sobre algo y dando con el puño o la palma en la mesa como debe ser, ya se me ha pasado el interés. Porque, yo, como dicen los Antoraz, de otra cosa no sé, pero de ruedas no tengo ni puta idea.

Luego se me pasa, no te olvides de cómo se llama esto: mamá quiero ser moderna y eso es porque quiero pero no llego. Pero mientras tanto me entretengo mucho con la intensidad, así que ahora que me dio por la cosa barroca y renacentista, después de una semana de Pasión, quiero decirle cuatro cositas a la Junta de Cofradías de mi ciudad:

En primer lugar, luces led en las cruces y fluorescentes de cocina en las andas de los pasos, no, de ninguna manera, no. Y hagan el favor de quitarle los plasticazos a las ofrendas florales antes de echarlas a bulto encima de las andas de algunos pasos, qué hace feísimo, hombrepordios, que para lo otro ya vendrán las carrozas del desfile del orgullo con sus plásticos y decibelios, o es que ahora va a gustar eso a la cristiandad.

Niñas y niños de menos de 10 años en la general del viernes santo que dura tres horas o más, pues tampoco. Y no seré yo quien se pronuncie sobre esto siguiente con rotundidad porque, entre otras cosas #elfeminismonomedejavivir pero, si se trata de preservar tradiciones, no sé, lo de las manolas con escote palabra de honor no lo acabo de ver yo muy claro... que los memes de pornomanola luego dan mucho qué hablar.

En otro orden de cosas: más incienso, mucho, mucho más, no sean husmias que la experiencia sensorial queda muy mermada si no. Más tambores también, para mi gusto más bombo y menos platillo, que si se trata de pasiones no hay nada como un bombo para hacerte resonar las entrañas

Y, oigan, un poquito de moderación en las coronas de las vírgenes, que le jodéis todito el drama con tanta joya y tanta ostentación. No ven que aquí no paseamos Nancys y a las tallas del s. XVI no se le ponen pelucas ni movidas de esas, faltaría más, bastante tenemos con los puñales de la Virgen de las Angustias. El demonio entra por las perlas y los oros, se empieza poniendo bote con un crowfunding de esos para comprarle una corona nueva a la de la Vera Cruz y se termina silbando y voceando por los balcones barbaridades como "aquí no hay más dios que la virgen" como claman los herejes de por ahí.
 

No es broma lo de poner bote.

Enhorabuena, eso sí, por el silencio sepulcral durante horas por plazas y calles abarrotadas. Este año los católicos de mi ciudad han debido pecar de lo lindo porque mucho cofrade descalzo, mucho, da gloria verlos, pueden estar satisfechos: la campaña de terror se ve que ha sido un éxito esta vez. 

Aunque para terror auténtico el que me causó la bandada de manolas rezando el rosario por las calles a media noche. Tenía yo antojo de ir a ver a esa virgen de Juan de Juni que es es tan preciosa y solo a esa hora la sacan, por fin, sin corona. Así que después de haberme apretado la general entera (desde casa de mi amiga que, como buena señora de provincias, abre el balcón el viernes santo y convida a bien de vino y torrijas), me bajé a las Angustias y me quedé hasta el final de los finales. Y eso terminó fulminando mis tiernos brotes de devoción.

Sabed que me volví para casa echando azufre por todos los orificios del cuerpo, con una congoja que todavía no sé explicar. Y miedo, de verdad mucho miedo, a los chicos jóvenes con aires de vicepresidente haciendo ostentación de sus rezos desde las aceras, a las señoras de brazos cruzados mirando acusatoriamente a quienes no movían los labios para corear la salve por lo bajini. Miedo también a mi fascinación por lo gregario y lo teatral de todo el asunto. Miedo del de por dentro y del de por fuera, de ahí el estallido de azufre final, os juro que no fue una cosa estomacal, que las torrijas y el vino de mi amiga fueron moderados y de buenísima calidad.

Y es que, amigas, hay que salir a la calle para cerciorarse de que esto existe y es real. Yo, como el santo ese que tenía que meter la mano en los agujeros de las llagas de Cristo, si no lo veo me creo que la vida es lo que hay en el filtro burbuja de mi algoritmo. Tuve que salir y ver, y lo que viví en mi viernes de pasión explica algunas de las cosas que luego veo en las noticias, en las urnas, en las puertas de los colegios y en la vida debajo de las andas y el resto del año tras una semana de pasión.

Comentarios

PAULA ha dicho que…
¡Ay , mi santa!! ¡Te adoro!

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