Respeto, eso pasa poco ahora.
No sé qué tiempos son estos que corren. A ratos es todo tan desolador... Y a ratos todo parece tan de mentira.
De modo que hoy, solo me merecen respeto los revolucionarios aferrados a sus ideales que no cejan en su empeño y los emprendedores abrazados a su ilusión que tampoco se rinden ni se dejan avasallar.
En ambos hay algo que me chirría, pero creo que es envidia, de la cochina, no de la otra que tengo comprobado que no existe.
No es que el resto merezcamos la muerte, no hombre no; pero sí encontrarnos cada mañana con un grumo de desesperanza que, como nata en leche fría, da un asco que te cagas y te jode el último trago del primer café.
Así que, si tienes trabajo, sigue, sigue dándole vueltas al coco: huelga sí huelga no. Y si no lo tienes sigue, sigue pensando en qué harías si tuvieras lo que hay que tener, sea eso lo que sea (huevos, pasta...)
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