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Ositos y conejitos

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Ositos y conejitos, ositos y conejitos, ositos y conejitos, ¿a quién se le ocurrió que a los bebés les encanta estar rodeados de ositos y conejitos?, y ¿qué hay de sus padres, eh, qué pasa con los padres? "Cuando tu bebé llegue a casa le encantará estar rodeado de ositos y conejitos, prepara su nido decorándolo todo con simpáticos animalitos." Ja, como si fuera tan fácil no hacerlo, a ver quién tiene güevos de encontrar unas sábanas de bebé que no sean azulitas o rositas, y que no tengan ositos o conejitos, o todo a la vez... Al niño le da igual, a su papá no le gusta el color azulito y su mamá no puede soportar los ositos y los conejitos. Y si cuando pueda señalar con su minúsculo dedo elije una camiseta con ositos y conejitos, habrá que joderse, y estará tan mono... pero mientras tanto, aviso a navegantes, la cruzada no ha hecho más que empezar. El primero que se presente con un portachupetes de Tous tiene premio. Buscando con qué ilustrar este post, tropiezo con Luke Chueh...

Cosas pequeñas, grandes placeres.

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A estas alturas del año es buen asunto aferrarse a los pequeños placeres para sobrevivir a la rutina. Hay cosas muy pequeñas que te pueden proporcionar gran placer. After Eight está en mi memoria desde que soy capaz de recordar: cuando me quedaba a dormir en casa de mi madrina, cuando a mi padre le visitaba su amigo chalao que venía de Londres, y cuando a mi madre le daba por consentir caprichos. El color, la textura, el sabor. Pero también el packaging, el logo, la tipografía. Todo ha sobrevivdo tal cual, y abrir la caja y sacar un sobrecito negro me sigue emocionando como entonces. Por eso en la primera compra tras las vacaciones incluí una cajita que descansa en el último estante de mi nevera. La vida es más fácil si tienes pequeños placeres inofensivos al alcance de la mano.

Pieles morenas, neveras desoladas.

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Comenta Luis el de la Overuela, que a pesar del nombre es la persona más cosmopolita que conozco, lo duro que es volver a la realidad, y lo dibuja así de bien: "Cambiar un atardecer con mojito en una cala perdida por una tarde ante el mostrador de embutidos para rellenar la nevera". Y al leerle una oleada de otoño levanta el vuelo de mi vestido veraniego. Hallar placer tras los mojitos es tan complicado... Pero, ya entrado el mes de octubre, llegará un viernes en que, tras una dura semana de trabajo, te plantarás delante de ese mismo mostrador a elegir con deleite las viandas para disfrutar del fin de semana. ¿Los mojitos fueron reales, aquella cala y aquellos atardeceres no los viste en una postal? Mira que los atardeceres de mediados de septiembre en el páramo hacen estallar una paleta de colores que acojona al café del mar. Y ya que estamos por recordar a los viejos amigos, tampoco vamos a hacer ahora como Consuelo, que pocas veces hizo honor a su nombre y no se iba de vac...

Facilito, resultón y bien rico.

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Llevar el postre siempre es muy socorrido. Si además es sencillo de hacer y gusta a todo el mundo, el éxito está asegurado. Mañana tenemos comilona con la pandilla de la Vitoria, mira que yo soy muy de mi barrio, pero hay que reconocer que estos chicos son de lo más animao. Son como los hobbits pero en vez de cantar alegres canciones gritan, gritan sin más. Pueden llegar a resultar molestos, pero cuando te acostumbras son divertidos a morir. 30 personas son muchas para dar de comer, pero Pequeño Carli, un grande de la Vitoria, se crece en las multitudes y es capaz de cocinar para todos con mucho amor y resultados más que aceptables. Cuenta con brillantes pinches de cocina y, si hay fuego de por medio, la polémica está asegurada. De la furgoneta de los Chirus (de los Chirus de toda la vida) dan en salir cubos y tablones que, por arte de birle-birloque, se transforman en una mesa digna de una boda. Vajilla y cubertería de chichinabo y el vermú está servido: martini con aceituna y cer...

Cosas que los nietos deberían saber.

Si has terminado los deberes y tienes un rato de asueto, lee y escucha. Yo prefiero leer en silencio y comer acompañada, pero si eres de los que lee con música te recomiendo Cosas que los nietos deberían saber, editado por la gente inquieta de Blackie Books. Es la autobiografía de Mark Everett, al que no tenía el gusto de conocer. Lo leí en silencio hace un par de meses, desde entonces no paro de escuchar. Mi extensa incultura me proporciona encuentros gozosos de vez en cuando, qué bien.

Sequía otra vez.

Tanta lluvia en los charcos hizo que la sequía inundara el blog...

EL PREDAR SE VA A ACABAR

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Parece mentira que a estas alturas haya que decir estas cosas. Y que yo tenga que empezar con esta frase, que parece escupida de una campaña post-transición, de los felices tiempos de Felipe en los que follar mucho era de modernos y estaba bien visto, porque la promiscuidad era como la democracia, un derecho conquistado. Supongo que, estando casada y no participando ya más que de la idea, lo que me ofende es que mis batallitas no sean adecuadamente apreciadas fuera de un selecto círculo… y es que no hay nada más cansino que las mojigatas y los especiales. No es fácilmente comprensible por gente decente que haya hombres que, al plantearse empujar con una mujer promiscua, sientan rechazo. Intento adoptar su visión, y me imagino que en sus cabezas esos coños reusados están llenos de rastros antiguos, estalactitas y estalagmitas (no me digas cuál va para arriba y cuál para abajo) de semen que dan fe de todas esas noches más o menos divertidas, y que en su estupidez descontextualizan los fa...