En comentarios al post anterior, el de las cunitas, Cobain equipara echar una meada a cambiar una rueda. Seguramente es un hombre, ni echar una meada ni cambiar una rueda son asuntos fáciles para una mujer. Y en el caso de la rueda, para un hombre TAMPOCO.La semana pasada pinchamos. Viernes, a punto de llegar a casa. Una empanada para no cocinar, comer y echarnos una rica siesta. Buen plan. A 3 kilómetros del desvío de la autovía que lleva a mi casa, ptapttpatpa, un ruido raro nos dice que algo no va bien, y antes de que nos de tiempo a elaborar hipótesis, zas, el pinchazo. Nos arrimamos a la cuenta, buscamos el chaleco amarillo (madre mía, qué color), sacamos los triángulos y, ale maja, vete a ponerlos mientras yo voy sacando la llave. Da pánico caminar por la autovía, nunca lo había hecho y es terrorífico, te sientes indefensa, minúscula y vulnerable. Pongo un triángulo y el otro me lo pego al cuerpo por si acaso. Cada vez que pasa un camión me entra cagantina. Y mientras tanto, el ...