Camisetas ayer, trapos mañana II

Tenía 20 años y muy poca vergüenza. También poco criterio y escaso saber estar. De alguna de estas cosas he criado, de otras no.

Ni os imagináis los sitios a los que osé ir con esta camiseta puesta. No sé cómo nadie me echó el alto o me explicó cuatro cosas. Hubo un lugar en particular que, cada vez que me acuerdo, no sé si reír o morir de vergüenza ajena (porque tener vergüenza de la que una fue y ya no es ¿es tener vergüenza ajena, o propia?, qué se yo)

De S.A. me gustaban muchas canciones, sí. Algunas me siguen gustando. La verdad es que de la mayoría no era capaz de entender la letra, y otras me ponían los pelos como escarpias. Pero la camiseta me gustaba toda ella. 

La heredé de mi novio el vasco, claro. 
Las camisetas heredadas siempre gustan más. Era gris, pero antes de llegar a mí fue negra. La serigrafía era de las buenas, buenas, de las que ni se cuartean ni nada, porque, aunque cuando la camiseta llegó a mí ya estaba roñosa, el logo permanecía intacto. El cuello estaba dado de sí, por eso nunca tuve que tunearla cortándolo, como es costumbre en esta casa. 
Me quedaba muy bien, tenía un ancho y un largo ideales. 
Y así iba yo por la vida, más ancha que larga, ya ves.


Comentarios

Provinciana ha dicho que…
¿Y qué ha sido de ella? ¿para trapos? querem,os saber más de más camisetas. La de greenpeace? y la de la expo?

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