Mano

Imagina que esa mano te hacía sentir, te dolía, te acariciaba, te curaba, te daba tortos si era menester.
Imagina que un día te amputaron el sexto dedo. Tu mano quedó tan bonita con sus cinco dedos. Te hacía sentir, te dolía, te acariciaba, te curaba, te daba tortos.
Imagina que, tiempo después, viste por ahí a tu sexto dedo. Ya no era de tu mano, no se sabe si era de otra, pero no era de la tuya. Entonces el muñón continuó doliendo. Y digo continuó porque siempre había dolido.
Imagina que esta noche hay casi luna llena y no puedes dejar de pensar en tu sexto dedo. Imagina.
Pues no es el caso.
Comentarios