En esta época no hay nada más bonito que el páramo verde y las cunetas de la carretera llenas de flores y cardos. Y las amapolas, las mejores flores del mundo. Qué bonitas son las amapolas. Tienen las hojas casi transparentes, pero sin embargo su rojo es más intenso que el de la más roja de las rosas. Son suaves, pero no las toques mucho que se marchitan. De cortarlas para ponerlas en un jarrón ni hablamos, parece un crimen a los 3 minutos. Como molan sus capullos peludos ¿no jugabais de pequeños a monja-fraile con ellos? Y, además, son venenosas y guardan sus semillas en una cajita que parece un pastillero modernista. Son preciosas en medio del trigo verde, pero también cuando los campos amarillean. Crecen entre cardos y meaperros, y también entre los adoquines de las aceras. Son flores recias, de campo, pero muy frágiles a la vez. Vamos, que son delicadas sin ser ñoñas, y eso es algo muy difícil. Las recuerdo en mi vida desde que tengo uso de razón. En mi memoria hay una escena que ...