De todo hace veinte, de ésto solo 10.


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Y ¿cómo dices que empezó ésto de mamaquierosermoderna?

Hace 10 años yo estaba harta de llevar 5 haciendo lo mismo. 
Tenía un trabajo ideal: sueldo fijo, coche y ordenador de empresa, un mes de vacaciones y muchos, muchos libros para leer. 
Hacía lo que me gusta, pero como siempre quiero más, tengo poca tolerancia a la autoridad y cuando me toca no puedo soportar una injusticia, me llegó el momento de declinar.
Así que decidí unilateralmente cesar en mi puesto, para lo que, según dicta la ley, avisé con la debida antelación. De modo que la ristra de jefes que tenía por encima, decidieron cumplir la normativa al pie de la letra y me condenaron a un mes de agosto en las naves de Mordor (lease la calle Oro del polígono de San Cristobal) Debía permanecer sentada en la mesa de la oficina sin moverme demasiado, haciendo como que no escuchaba las conversaciones de mi alrededor. Tenía ya todo recogido y metido en un par de cajas, como en las películas. Me restaba esperar a que acabara el mes para despedirme e incorporarme a mi nuevo trabajo, el que me convirtió en librera por primera vez.


Mientras tanto, más allá de mis vicisitudes laborales, en mi pandilla de amigas sufrimos la dispersión que implica la transición a la vida adulta. Y como hablar por teléfono no me gusta y entonces era carísimo, no existían las redes sociales ni el whatsapp (¿es el whatsapp una red social?) y a mí siempre me gustó escribir, las autodenominadas chatis comenzamos a intercambiar correos electrónicos sin motivo alguno: no para contarnos nuestras movidas ni preguntarnos nada, sino para opinar de todo y hablar por hablar.
Eramos muchas (hablo en femenino, había dos hombres chatis nada más) y era muy divertido. Pensamos que era una pena, con lo listas que somos, que todo aquél contenido se perdiera en el ciberespacio o en el fondo de algún disco duro, así que yo me decidí a abrir un blog, este blog que ahora lees.
En principio eramos un amplio equipo de editoras, que enseguida se vio reducido a dos. Poco a poco mi excobloguera dejó de tener constancia, hasta que terminó por desaparecer. Del blog, no de mi vida. Y las antiguas editoras ni siquiera se pasaban a leer. 
De modo que me vi convertida en la dueña y señora de un imperio de la nada. Y, como compruebo a la vuelta de los años, son precisamente las cosas que hago para nada las que más satisfacción me dan: tocar la pandereta, escribir este blog...
Hice algunos amigos, de los que no sé casi nada: el Señor Cordero, al que una vez vendí un libro pero me dio vergüenza presentarme; Txe Peligro, al que más tarde reencontré en facebook convertido en un moderno de renombre; una tal Melalcoholica que no he sido capaz de reubicar; un Mediocobain que siempre tenía tiempo de dejar un comentario; un prolífico dibujante de cómic que más tarde dio el salto a la tele. Tenía pocos lectores, no buscaba ninguno pero me daba mucho gusto saber que alguien pasaba por aquí. Hasta que llegó mi Provinciana y me supe acompañada en la red, como en la vida, forever todo el rato.
Hubo de todo, desde recetas, críticas petardas de moda y actualidad (por cierto, ¿alguien sabe qué fue de Nuriaber?),  cine, televisión y ¡hasta videojuegos! De muchas entradas no me siento especialmente orgullosa, algunas pecan de localismo extremo, tengan en cuenta que ésto era un corro de amigas no más.

El caso es que, como ESTAMOS DE ANIVERSARIO Y HAY CONCURSO, para facilitaros la elección, habrá más post de remember y enlaces a entradas antiguas en facebook, la red culpable del abandono del blog durante largo tiempo... pero ese es otro post.

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