Invierno

Se inverna despierto y se hiberna dormido. Lo mismo da.
Parece que son muchos los que quisieran poder hacer alguna de las dos cosas, o las dos, alternando. Una cueva oscura y calentita, superficie mullida y que me dejen en paz. Y si un día sale el sol, ya saldré a que me de un poco en la espalda.
Pasada la Navidad con su ajetreo, sus emociones encontradas, sus comidas ricas y sus comilonas a base de suculentas sobras, sus encuentros con los viejos vecinos en el portal (¡y descubrir con sorpresa que cambiaron, como tu, las resacas por paseos por el parque!), sus regalos y sorpresas, su dobledosis familiar y su todo; ya pasado, pues que llegue la primavera ¿no? Con su astenia y sus cosas, pero que llegue.
Menos mal que, como reza la sabiduría popular, por Reyes lo conocen los bueyes, y enseguida las horas de sol irán a más.
Y, aunque aún nos aguardan oscuras jornadas de nieblas, mocos y legañas, le vamos cogiendo el gustillo al rollete este cíclico de la vida. A pesar de que no podamos recluirnos como quisiéramos a dibujar circulitos un par de meses.


Comentarios

Provinciana ha dicho que…
A mi me gusta el frío.

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