EL PREDAR SE VA A ACABAR


Parece mentira que a estas alturas haya que decir estas cosas. Y que yo tenga que empezar con esta frase, que parece escupida de una campaña post-transición, de los felices tiempos de Felipe en los que follar mucho era de modernos y estaba bien visto, porque la promiscuidad era como la democracia, un derecho conquistado. Supongo que, estando casada y no participando ya más que de la idea, lo que me ofende es que mis batallitas no sean adecuadamente apreciadas fuera de un selecto círculo… y es que no hay nada más cansino que las mojigatas y los especiales.
No es fácilmente comprensible por gente decente que haya hombres que, al plantearse empujar con una mujer promiscua, sientan rechazo. Intento adoptar su visión, y me imagino que en sus cabezas esos coños reusados están llenos de rastros antiguos, estalactitas y estalagmitas (no me digas cuál va para arriba y cuál para abajo) de semen que dan fe de todas esas noches más o menos divertidas, y que en su estupidez descontextualizan los fantásticos momentos de depredación, alegría, obcecamiento o ideal simplicidad que las ilustraron, o no. Pues una cosa os digo: agua y tiempo, mano de santo.

Se me hace evidente que es un problema de inseguridad, por no ser capaces de gestionar roles propios o ajenos digamos poco discretos..
En la misma línea, el caso de las mujeres - a quienes no me canso de aleccionar siempre que tengo ocasión - se hunde en la falta de coraje para aceptar el papel de cazadora, y no en plan guay, sino en la plena asunción del propio poder sexual y todo lo que conlleva. La resistencia al cortejo como virtud es uno de las cosas que más me revientan en este mundo. Vamos a ver, are you defeated porque te apetece echar un polvo? ¿Qué clase de persona eres, de acción o de reacción? Y, sobre todo, ¿te apetece o no? ¿Qué es esta mierda judeocristiana de considerar la resistencia a los propios impulsos una victoria? Las relaciones de verdad empiezan entre fluidos, si eso es lo que se quiere.
En la vida como en el deporte, la cuestión es ser capaz de elegir o no. Qué chungos son los débiles.

Comentarios

HombreRevenido ha dicho que…
Vaya descripción más gráfica (lo de las estalactitas y las estalagmitas no sé si es poético, pero sí es bastante perturbador).

No puedo estar más de acuerdo en tu reflexión. La mayoría de los prejuicios son inútiles, pero en el sexo lo son todavía más.
Provinciana ha dicho que…
Toma ya! Brillante
beizabel ha dicho que…
Por la puerta grande, sí señora, así me gusta que vuelvas a casa.
vaderetrocordero ha dicho que…
El problema que tienen los que les hacen ascos a mujeres experimentadas es que se cagan de miedo ante la perspectiva de no estar a la altura. Quieren hacérselo con niñas que no tienen elementos de juicio para hacerlas creer que son la hostia y así fortalecer su maltrecho ego. Comprensible, pero no disculpable. Ellos se lo pierden, porque con una mujer promiscua vas a hacer cosas que ni en el más escandalizado sueño de una mojigata. Claro que, para eso, a tí también se te tiene que pasar por la cabeza el hacerlo. Al final la peor de las mogigaterías es la propia.
SARATUSTRA ha dicho que…
Gracias por vuestros amables comentarios.
Me está costando, pero estoy volviendo a mis cosas... poco a poco!

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